Los Volturi pondrán en
predicamentos a la familia Black Cullen. ¿Qué tendrá que hacer Jake para proteger lo que
más ama ahora que es humano? Secuela de Contigo en el alba.
Disclaimer: La mayoría de los personajes
le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque Jacob es mío... en muchos sentidos.
ME VOY
Original de Kokoro Black
Nessie
Mamá
estaba moviéndose de un lado al otro. Parecía que no podía estar tranquila por
más de tres
segundos antes de volver a caminar exasperada.
--Es
que no lo puedo creer. ¡Dios santo! ¡Voy a matar a un lobo!
Quise
sonreírle pero no pude. Estaba enfrascada en mi dolor y sufrimiento. No era
como si me durmiera
y despertara y el dolor desapareciera... no, no era así. El dolor estaba ahí,
latente y lacerante
porque mi Jacob me temía... mi Jacob no me amaba. Definitivamente no iba a
poder sonreír
en un largo tiempo.
--Y lo
peor de todo, es que no puedo creer que le creyeras.
--¿Qué?
--pregunté regresando mi atención a ella. --¿Cómo que no puedes creer que le creyera?
Él me lo dijo. Sólo le faltó decirme que me odiaba.
--Nessie...
--pronunció y se sentó a mi lado. --Hija, ¿Recuerdas cuando te conté que tu
padre me
había dejado?
Asentí
y me limpié las lágrimas que aún amenazaban con nublarme la vista. Conocía la
historia demasiado
bien. Papá había dejado a mi madre cuando recién comenzaban su relación, para protegerla
de su estilo de vida después de un accidente que tuvieron con tío Jasper. Pero
la situación
era completamente distinta... papá no temía de mi madre, no la odiaba... la
amaba.
--Pero
no es lo mismo, mamá.
--No...
no es lo mismo, es mucho peor. Nessie, conozco a Jacob y sé que aún te ama...
sólo te dijo
eso porque cree que está protegiéndote.
Volteé
para otro lado y me agarré el corazón. De verdad tenía suficiente con mis
propios demonios
como para que mi madre me pasara los suyos.
--Mamá...
no me tortures más con eso. No me lo hagas más difícil de lo que ya es.
--Ness...
--No.
No me llames Nessie o sus derivados, ya no más. Llámame Renesmee. No quiero escuchar
ese apodo nunca más... te lo ruego.
No. No
soportaría escuchar "Nessie" y saber que el hombre que amo y que me
otorgó el apodo jamás
lo volvería hacer. Me sentía completamente débil y vulnerable.
--De
acuerdo Renesmee, será como tú quieras.
Caminó
en mi dirección y cuando me puso la mano en el hombro, me solté llorando. No
podía evitarlo,
trataba de aguantarme por los niños, cuando me habían visto llegar se
extrañaron y lo primero
que hicieron fue preguntar por su padre... casi me muero.
Apoyé
mi rostro en el gélido pecho de mi madre y me solté llorando sin siquiera
poderlo evitar. Todo
dolía como el mismo demonio. Ella me acarició el cabello y me dejó chillar,
patalear, gritar y desahogarme.
Lo más probable es que mi familia hubiese escuchado cada uno de mis gritos de
dolor y sufrimiento, pero no me importó en ese momento. Sólo quería expulsar
todo lo que me
acongojaba y desgarraba. Me sentía vacía y sin rumbo. Sin ganas de nada...
¿Qué
haría de mi vida ahora? No podía regresar con mi familia. No quería ser objeto
de lastima e
incomodidad. No, necesitaba estar sola con mis hijos. Encontrar un lugar en el
mundo en donde
pueda relajarme y dejar que el dolor me consuma sin afectar a nadie más.
Necesitaba
huir... huir a un lugar lo bastante lejano.
¿Dónde
sería un buen sitio?
Me
puse a meditar un poco y a hacer memorias... mi viaje con Nahuel. Habíamos
recorrido gran
parte de Europa buscando a su padre: Joham, y me había enamorado de varios
sitios... pero
sin dudas París había llamado mi atención.
¿Estaba
considerando irme a París? ¿Por qué no? No tenía nada que me atara a quedarme aquí.
Algunos podrían decirme: tu familia, pero yo no quería estar cerca de ellos y
que día a día notaran
mi angustia y mis ganas de morir.
Paré
las lágrimas y me separé de mamá, me quería ir... y me quería ir ya.
--Me
voy.
Mamá
me vio contraria y sacudió la cabeza.
--Nes...
Renesmee... sé que estas afectada, pero no puedes hablar en serio. Esta es tu
casa y aquí
serás bienvenida siempre.
--Pues
si estoy hablando en serio. Me voy, no quiero estar aquí... necesito un espacio
en donde pueda
ser yo misma y ser libre junto a mis hijos.
--No.
Perdóname, pero no puedo permitirte eso.
--Mamá--musité
y la tomé del brazo. --Lo necesito.--Comencé a mostrarle las imágenes de Jacob
botándome y le mostré cada una de las partes de mi dolor. No podía... juro que
no podía y
necesitaba que me entendiera.
El
rostro de mamá se torció de dolor y la escuché sollozar. No quería causar
lastima ni nada por el
estilo pero era preciso que ella me comprendiera. De repente me empujó y se
agarró el pecho.
--No
lo hagas por favor... no vuelvas a hacerme eso.
Me
quede atónita por su respuesta. Quise acercarme y ella se encogió.
--¿Mamá?
¿Estás bien?
Juro
que casi estaba sudando y respiraba entrecortadamente.
--No
te apures... es que tus sentimientos, me hicieron recordar en carne viva cosas
que pensé que ya
había olvidado.
Una
enorme "O" se dibujó en mi rostro.
Era
una soberana idiota, había hecho que mamá reviviera prácticamente su ruptura
con papá, su
expresión de dolor lo decía todo. Yo no necesitaba mostrarle nada, ella sabía
exactamente de que
le estaba hablando.
--Lo
siento... --murmuré llorando. No me bastaba con sufrir yo... si no que arrastraba
a mi madre
en el proceso.
Estaba
mal... definitivamente muy mal.
Abrí
la puerta del cuarto y le grité a mi papá. A los dos segundos estaba al lado de
mamá abrazándola.
Entrecerré los ojos y los vi amándose. Papá la consolaba y le decía que él estaba ahí...
siempre para ella. Él sabía perfectamente lo que había pasado, nos estaba
escuchando.
Sonreí
en su dirección y me di la vuelta. Era cierto que él la había abandonado, pero
nunca la había
dejado de amar... y ahora se dedicaba a compensarla y hacerla feliz pasara lo
que pasara.
No era tan fuerte para seguirlos viendo y no quería opacar su momento. Corrí a
la habitación
de huéspedes en donde estaban mis cosas y las de mis hijos. Las mías no eran muchas
obviamente porque no había traído conmigo nada de casa, sólo tomé la ropa que
tía Alice
compraba para mí cuando estaba de visita.
No
quise saber si estaba bien o si estaba mal. Sólo sabía que tenía que huir.
Corrí piso abajo y me
topé con tía Rose tapando la entrada.
--Tía...
--Te
conozco Renesmee... sé lo que planeas hacer y déjame te digo que es una
soberana estupidez.
Además que escuché lo que le decías a tu madre... no cabe duda que has pasado demasiado
tiempo con ese perro...
Cuando
dijo eso... volví a llevar mi mano al pecho y mi rostro se descompuso. El
recuerdo de Jake
me atravesaba como mil cuchillas.
--Oh...
rayos... Renesmee. Déjalo ir... déjalo pasar.
--No
puedo--respondí con voz seca. No era tan fácil cómo mi tía me la ponía.
--Tienes
que poder.
Entrecerré
mis ojos y me enojé a sobremanera. Miles de insultos quisieron brotar de mi garganta
pero sólo salió lo siguiente:
--Si
tío Emmett te botara, ¿Lo dejarías ir... lo dejarías pasar?
Mi tía
abrió sus ojos como faroles y se quedó con la boca abierta sin poder
argumentar algo decente.
Lo sabía...
nadie puede vivir como si nada cuando el amor de tu vida te abandona.
Me
seguí de largo y ya no me detuvo. Sólo necesitaba encontrar a mis hijos y
largarme de allí. Necesitaba escapar y encontrarme en algún lugar del mundo. Olí a mis hijos y seguí su
rastro hasta
las profundidades del bosque. Estaban con tía Alice y tío Jasper... podía
reconocer la esencia
de cada uno y estaban a menos de 15 metros de mí.
No
sería sencillo explicarles que nos teníamos que ir... que su padre no nos
acompañaría. Me paré
en seco cuando caí en la cuenta de que no sabía cómo se lo diría a los niños.
Seguí caminando
de repente, pero estaba completamente ida. ¿Cómo se les explica a unos niños híbridos
que tienen que irse con su madre a Europa y que no verán por un tiempo a su
padre?
Maldije
en voz baja pero eso no impidió que mis pies siguieran moviéndose. Estaba
enfrascada en mis
pensamientos hasta que sin darme cuenta ya estaba delante de mi familia.
--¿Ness...
--No.
Soy Renesmee, llámame por mi nombre tía Alice.
Vi a
tío Jasper fruncir el ceño.
--O.K.
Renesmee será pues. --contestó tía Alice en un intento de puchero.
--Mamí
--gritó Sarabelle y corrió hasta mis brazos. --¿Nos vas a ayudar a cazar?
Se me
hizo un nudo en la garganta y tragué saliva. Era el momento de la verdad. Miré
los ojitos de
Sarabelle que me esperaban curiosos y Taylor que estaba como lobo me miraba con semblante
preocupado.
--No
--contesté sin ver a ninguno de los dos a los ojos. --Pero... nos vamos de
vacaciones.
De
acuerdo, no fue lo más listo que dije, pero no se me ocurrió otra cosa.
--¿Vacaciones?
--preguntó tía Alice atravesándome con la mirada. --¿A dónde?
--Europa.
Es hermosa, tiene los países más bellos que...
--Lo
sé.-- me interrumpió. --Yo también he viajado por ahí.
--¿Esta
vez me llevas contigo mami? --preguntó la pequeña que sostenía.
--Por
supuesto. La vez pasada te dije que cuando me fuera de vacaciones te llevaría
conmigo.
--¡Yupi!
¡Vacaciones! --gritó mi pequeña.
Sonreí
forzadamente y volteé a ver a tía Alice que me miraba con un rostro poco
amable. Necesitaba
huir a toda prisa.
--Taylor
sígueme --ordené dándole la espalda a mis tíos y dejándolos ahí solos. Corrí de
vuelta a la
mansión Cullen mientras escuchaba el paso sigiloso de un lobo a mis espaldas.
Estaba
segura que Taylor estaría preguntándose una y otra vez, que rayos estaba
pasando. Lo más
difícil de todo era tratar de explicárselo a él.
--Quédense
aquí --les rogué cuando estábamos a unos cuantos metros de la mansión. Corrí sola
por nuestras pertenencias. Cuando entré, escuché a mis padres aún enfrascados
en sus memorias
y la tía Rose sólo me vio con pesadez. No quise pensar mucho cuando tomé lo que me
correspondía y huía con rapidez. Si me ponía a meditar, era probable que me
acobardara.
--Vámonos.
--¿Y
papá?
Levanté
la vista y Taylor estaba ya como un adolescente -demasiado confundido por
ciertoparado
delante
de mí.
--No
puede venir con nosotros.
--¿Por
qué no?
Me
puse nerviosa y juró que mi voz se quebró sin aún pronunciar nada. Sabía que lo
más difícil sería
enfrentar a Taylor.
--Porque
papá tiene muchas cosas que hacer y no podemos molestarlo.
Taylor
no era tonto, de mis dos hijos es el que más rápido se había desarrollado. En
todos los sentidos,
de todas las formas posibles. Y por la mirada que me dedicó era obvio que no se había
creído ni una pizca de lo que le había dicho.
--A
otro perro con ese cuento, mamá.
Sí, ni
una pizca.
Sarabelle
nos vio con ojos confusos y decidí actuar a prisa antes de que su pequeño
corazoncito
se hiciera pedazos.
--Sarybelly,
amor --la llamé hincándome y mirándola a los ojos. --¿Porqué no te adelantas un poquito
y nos esperas en el río que esta cuesta arriba. Seguro que te podrás un
chapuzón y Taylor
y yo te alcanzaremos enseguida.
Sus
ojitos se iluminaron y asintió enérgicamente. --¡Los espero! --gritó mientras
su pelo desaparecía
entre las ramas de los árboles.
Hasta
que la perdí de vista totalmente fue que me atreví a contemplar a mi hijo. Era
cierto que su
piel era blanca como la mía, pero de ahí en fuera... era idéntico a su padre.
Física y espiritualmente.
--¿Por
qué no me dices de una vez que es lo que sucede mamá?
--¿En
qué momento de estos dos años dejaste de ser un niño? --susurré más para mí
misma que
para él.
--No
me cambies el tema.
--No
lo hago. Sólo que aún me sorprendes.
Su
pecho se infló y sus músculos me recodaron a los de su padre. Definitivamente
eso de tener cuerpo
de adonis era una condición de lobo.
Él se
encogió de hombros y volvió a posar su mirada en mí.
--¿Y
bien? ¿A dónde quieres que vayamos?
--París
--decidí contestarle con la verdad.
--¿Paris?
¿Vamos hasta París y papá no viene?
--París
no está tan lejos. Además, a ti te encanto, recuerdas cuando fuiste con Huilen
a ver la torre
Eiffel y...
--Lo
recuerdo --me interrumpió ,--pero no entiendo que tiene que ver eso con que papá
no venga.
¿Cómo
se lo decía? ¿Cómo?
Me
removí nerviosa y supe que no podía mentirle mucho. Taylor se daría cuenta si
se me ocurría
inventarme alguna estupidez. La verdad... no me quedaba de otra.
--Tú
papá y yo nos vamos a separar. Más bien nos separamos...
Taylor
me vio con los ojos abiertos como platos y vi como se fueron nublando.
--Eso
no puede ser. ¿Por qué lo dejas?
--Tay,
yo no... lo dejó--solté con voz desgarbada. --Sólo es que ya no nos entendemos
y es lo mejor
para los dos.
Tay
empezó a dar vueltas en círculo y respiraba entrecortadamente. Parecía que se
lo estaba pensando
mucho.
--¿Aún
lo amas?
--¿Qué?
--¿Que
si aún amas a papá?
La
respuesta era más que obvia y no sabía que esperaba Taylor que respondiera.
¡Pero por todos
los cielos sí... lo amaba más que a mi vida!
--Lo
amo --me puse a llorar y me caí de rodillas. Confesar que amaba a quien más me
había lastimado
era difícil, pero más difícil era saber que me había dañado por mi culpa.
Porque yo lo había
dañado a él... yo era la única culpable. Yo, yo y yo.
--¡Cielos
mamá, no llores así!--Taylor corrió y me abrazó, permitiéndome que pudiera
mojar su hombro
con mis lágrimas. No sabía qué hacer, no sabía qué decir, sólo quería llorar y
dejarme derrumbar.
Pero no tenía derecho a embarrar a mis hijos con mis problemas emocionales.
Ellos tendrían
suficientes con sus propios problemas cuando supieran exactamente qué sucedía.
--Si
lo amas, no lo dejes mamá. Lucha... tú eres muy fuerte--alentó mi pequeño con
un tono esperanzado.
Yo
podía ser fuerte... pero esto me había sobrepasado. No era más que un conejito
débil y
lastimado.
--No
hay nada que pueda hacer. Todo se terminó.
--Me
niego a creer eso. --se separó de mí y volvió a caminar en círculos. --No, no,
no. Simplemente
no me lo creo.
--Así
están las cosas --dije encogiendome de hombros. Restándole importancia a algo
de suma importancia...
por lo menos para mí, así lo era.
--Tengo
que hablar con papá.
Levanté
mi vista nublada y lo contemplé con ojos asustados. Él estaba en su derecho de
verlo y hablar
con él, pero yo tenía que irme enseguida y llevar a Taylor con Jacob antes de
irnos complicaría
mi huida.
--Luego
podrás hablar con él. En cuanto encontremos un lugar donde quedarnos, te
prometo que
podrás hablar con él.
--No,
mamá. Tú no lo entiendes. Soy un lobo... vampiro, pero a fin de cuentas lobo.
Siento la necesidad
de estar cerca de la manada de Sam. No soy completamente un integrante de ella, pero
así me siento. Estoy ganándome su respeto y he estado logrando que confíen en
mí a pesar
de mi condición. No puedo irme así como así mamita... yo quiero quedarme.
Abrí
la boca y quise negarle su petición. Pero estaba tan impactada por sus palabras
que no supe
que contestarle. No tenía idea de que mi hijo estuviera trabajando tan duro
para ser parte de la
manada de Sam. Supuse que desconfiaban de él por ser mi hijo. Con razón Taylor
se pasaba
tanto tiempo como lobo por los bosques. Había estado trabajando por su lugar en
el mundo.
Y yo no era nadie para quitárselo.
Las
lágrimas cayeron a chorros por mis ojos. No quería estar lejos de Taylor, no
podía concebir la
idea de dejarlo aquí. Pero así como no concebía esa idea, tampoco concebía la
idea de vivir sin
Jacob... y ahora tenía que hacerlo.
Pasé
mi brazo por la cara y borre las gotas saladas que manchaban mi rostro. Respiré serenamente
tres veces y lo vi a los ojos.
--¿Es
tu deseo quedarte?
Lo vi
dudar un momento, pero después de un momento asintió. No había más que decir.
--Hagamos
esto... Sarabelle y yo nos iremos a París, tú... te quedaras con tu padre. No
me pienso
ir mucho tiempo. Sólo quiero relajarme y estar un tiempo sola. Te llamare todos
los días y si
nos extrañamos mucho, correré para mirarte y tu puedes hacer lo mismo.
Taylor
me sonrió y movió la cabeza de un lado a otro.
--¡Hay
madre! ¡Actualízate! Si quieres verme, tan fácil como que te metas al Messenger
y pongamos
la webcam. --dijo en un intento de chiste, pero sabía que sólo lo decía para
relajar la tensión
del momento.
Quise
sonreírle, de verdad lo intente, pero solamente logre que saliera una mugrosa
mueca de mi
boca. No quería alejarme de mi pequeño. Pero de verdad necesitaba alejarme de
ahí... si no me
desmoronaría cada vez que volteara y mirara cada lugar que me recordara a Jacob
Black.
--Lo
tendré en mente --le reconforté poniéndome de pie y alcanzándolo. Estiré mis
brazos y lo apreté
en mi pecho. --Te amo, te amo mucho Taylor Black. Quiero lo mejor para ti...
aunque no sea a
mi lado.
Taylor
me rodeó con sus brazos y me reconforté en su alta temperatura. Olía
extremadamente bien...
me recordaba tanto a... un nudo se me formó en la garganta. --Yo también te
amo,mamita.
Sollocé
y apreté los labios para no soltarme a gemir y rogarle por que se fuera
conmigo. Me limité
a abrazarlo con más fuerza y colocarle un beso en la cabeza.
--Te
extrañare, corazón. --musité alejándome de su cálido agarré.
Me di
la vuelta y comencé a correr hacía el río. Claramente escuché un "Yo
también te extrañare...
No te apures, yo solucionare las cosas con papá" y después pude distinguir
un aullido
fuerte e imponente.
Mis
ojos se cargaron de más lágrimas y corrí más fuerte. Puse extra atención en el
camino porque
estaba segura que por culpa del dolor, era muy probable que me fuese de bruces
al suelo.
Dejaba
atrás todo lo que más amaba... lo más importante de mi vida.
A mi
familia, a mi hijo y a... él.
A
Jacob Black.
----------------------------------------------&------------------------------------
Ahora
sí... Jojojo, entramos en la segunda parte de la historia. Desde que la empecé
ya
tenía
predestinada esa ida a París. Un personaje nuevo y conoceremos a algunos: Los hijos
de la luna ¿Les gusta la idea? ¡Espero que sí!
¡Millones
de besos hermosas! ¿Aullidos para esta lobita Alpha?
4 comentarios:
Coka!!!!!
Maravilloso capítulo amiga
Tengo un nudo en la garganta, pobre Nessie, y estúpido Jake!!
Muero por leer la estancia en París.
Te mando miles de aullidos lobita!!!
Increible
Increible
Me encanta la historia... cuando publicas el proximo capitulo?
Publicar un comentario