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viernes, 29 de mayo de 2015

Recuperando la Eternidad- Capitulo 3




Los Volturi pondrán en predicamentos a la familia Black Cullen. ¿Qué tendrá que
hacer Jake para proteger lo que más ama ahora que es humano? Secuela de Contigo en el
alba.
Disclaimer: La mayoria de los personajes le pertenecen a S. Meyer los que no... son mios.
Contigo en el alba: Recuperando la eternidad


NUEVO LICANTROPO EN LA FAMILIA


Renesmee POV

Original de Kokoro Black

No sabía si agarrar a Jake del pescuezo y torcérselo, o aventarme a sus brazos y comérmelo a besos... se había portado como un idiota. ¿Era tan difícil entender que yo lo amaba exactamente como era? ¿Qué no necesitaba nada más de él?

¡Dios santo! ¡Jacob Black era el amor de mi vida, y jamás podría amar a alguien que no fuera él! Me levanté de la cama y mi corazón se encogió al notar que él ya no estaba. 

Supuse que se había largado a trabajar, sin siquiera haberme dado un beso de despedida.

Mordí mis labios y me aguanté las inmensas ganas de llorar. Si mi esposo quería serme
indiferente, indiferente le correspondería. Me vestí con un pantalón de mezclilla y una blusa
simple. Me recogí el pelo en una coleta y suspiré triste ante el espejo. No me sentía muy bien de ánimos, y la maldita sed me estaba fastidiando.

Toqué mi garganta y la apreté en una seña desesperada. Apenas llevaba unos cuantos meses intentando "humanizarme", pero se me estaba haciendo demasiado difícil. No había querido decir nada, no quería preocupar a Jacob o a mi familia... pero la sed era cada vez más constante, más desgarradora y más torturante. ¿Quién había dicho que esto sería fácil?

Cerré los ojos y rogué a todos los cielos que me mandaran fuerza. Necesitaba aguantar las
ansias de la sangre. Necesitaba ser humana y ser igual que el testarudo de mi esposo.

Esperaba que ya siendo igual de vulnerable que él, por fin se quitara de todos sus complejos y prejuicios sobre sí mismo.Aunque... no podía negar que tenía miedo.

Y no miedo a morir como mortal... si no miedo de no poder ayudar a mis hijos.

La cara de Taylor me arrolló en ese momento y decidí ir a ver como había amanecido. A
grandes zancadas me acerqué a la perilla y está se abrió antes de que yo siquiera pudiera
tocarla.

-¿Mami?

Sarabelle entró con un semblante muy serió y parecía abatida. Me arrodillé para quedar a su nivel y la tomé en brazos.

-¿Qué sucede?

-Tenía miedo. Me sentía muy sola. Nunca me había levantado y no había visto a Tay.

-¿Qué no está Tay? - me levanté como alma que llevaba el diablo. -¿Cómo que no está? -volví a preguntar llevando a Sarabelle en mis brazos y casi corriendo hacia la recamara de mi hijo.

Cuando empujé la puerta y vi su cama vacía. Sentí mi corazón de la misma forma... vacio. Solté a Sarabelle y me trasladé por la casa y a las afueras del bosque... nada.

-¿A dónde rayos se fue este niño?

Corrí por mi móvil y marqué al celular de Jacob. Saltaba al buzón inmediatamente y tuve que hacer un gran esfuerzo para no aventar mi teléfono por el coraje. Marqué a tía Alice y no timbró más de 2 veces cuando escuché una voz cantarina que respondía preocupada:

-¿Nessie, que es lo que ocurre? Pude notar que tus sentimientos están muy afligidos. ¿Está todo bien?

-Es Taylor... no sé donde está. Jamás se había salido solo.- No hubo lugar para los "hola, como estas, que tal" directo al grano. -Necesitó que alguien venga y me ayude a cuidar a Sarabelle para poder buscar a mi hijo.

-No te preocupes, en minutos algunos de nosotros estará por ahí. ¿De acuerdo?

-Gracias. -musité antes de colgar.

Oí a mi hija y me dirigí al cuarto de Tay. Ella estaba sentada en la cama de su hermano y
estaba con su rostro serio. Entrecerré los ojos y la observe bien. Mi pequeña Sarybelly, había crecido un poco más.

Maldita sea.-Mami. ¿Tay está bien, verdad?

-Por supuesto que sí. - musité rogando por dentro que así fuera.

Le coloqué un beso a mi hija en la frente y reprimí las ganas de llorar que me acongojaban.
Pasaron unos cuantos minutos, antes de que tía Rosalie y tío Emmett llegaran a tocar la
puerta. Solo alcancé a darles un beso fugaz y aunque propusieron llamar a más integrantes de la familia para ayudarme. No acepté. Quería hacerlo sola... o con Jacob, Taylor era nuestro hijo y solo nos correspondía a nosotros hacernos cargo de esa clase de problemas.

Además cada vez que pasara algo no podía estar llame y llame a mi familia, debía aprender a hacer las cosas por mí misma. Antes de cualquier cosa corrí hacia el taller de Jacob. Mi agilidad vampírica era lo suficientemente buena como para atravesar el mundo entero si me lo proponía, sabía que la sed me golpearía pero ya lidiaría con ella luego... mi hijo estaba perdido, eso era lo más importante. Pero cuando llegué, me di cuenta de que Jacob no estaba. El taller ni siquiera estaba abierto.

¿Dónde rayos podía estar?

Ya enfrentaría a mi marido después. Lo importante era buscar a Taylor. Corrí como loca
desesperada, rastreé por los alrededores del bosque. Pero no podía identificar su olor por
ningún lado... era desesperante. Pases horas buscando a mi hijo, sin siquiera tener un rastro.

Empecé a desesperarme y decidí pedir ayuda. No tenía nada de malo en pedir apoyo, mis
nervios estaban de punta y no estaba pensando razonablemente. Corrí a casa después de una exhausta búsqueda y miré a Jacob en la entrada. Suspiré con alivio pero al mismo tiempo me encendí. El se miraba tan tranquilo mientras que nuestro hijo andaba perdido por quién sabe dónde.

-¿Dónde diablos estabas?

Jacob se cruzó de brazos y me vio fijo a los ojos.

-Ven, tenemos que hablar.

-¿Estás loco o qué? Taylor esta perdido quien sabe dónde.

-No está perdido. Yo sé donde está.

Mi respiración bajó la decadencia y sentí mis rodillas flaquear. El alivió me recorrió por solo
unos segundos antes de que el coraje me embargara.

-¿Y por qué no me avisaste? Sabes, me gusta que me consulten en todo lo que tenga que ver con mi hijo.

-Recuerda que también es mío. Y no es que no te haya querido avisar... es solo que Tay lo
pidió así.-¿Tay? -repetí con voz ronca. -Mejor dime de una vez donde esta mi hijo.

-Esta con Sam.

-¿Con Sam? ¿Qué tiene que estar haciendo mi hijo con Sam?

-Todo. - musitó Jacob con la mirada baja y descruzó los brazos acercándose a pasos lentos.

¿Sam con Taylor? Su temperatura... eso solo podía significar.

-Taylor es...

-Sí.

Lo entendí a la perfección. No necesitaba explicarme que mi hijo se habia convertido en un
metamorfo... un licántropo. Me llevé las manos a la boca horrorizada y sentí las lagrimas caer por mi rostro. No sabía cómo cambiaria nuestras vidas el hecho de que Tay fuera un lobo.

Jacob se acercó a mí y me rodeó con sus cálidos brazos. Aunque estaba enojada con él, no podía negarme a ese abrazo, lo necesitaba. De repente me sentí débil e inservible.

-¿Cómo fue? ¿Cómo lo tomó?

Jacob me apretó más fuerte en su pecho y me colocó un suave beso sobre la cabellera.

-Fue pasada la medianoche. Me paré porque me imaginé que algo así podía pasar... solo quise estar cerca de él y que no se sintiera solo.

-¿Cómo lo tomó, como está ,como se siente?

-Poderoso.- dijo Jacob con voz ronca.

-Poderoso... - repetí en un hilo de voz. -¿Por qué no está aquí?

-Porque aún está confundido y quiere pasar tiempo con los lobos.

-Pero Taylor aun es un niño. No puede andar así como así, por muy lobo que sea. Taylor Black es mi hijo y tiene que estar a mi lado. ¡Ni siquiera ha desayunado!

-Mujer, créeme que ya desayuno... cazar como lobo le gusto más de lo que me gustaba a mí. O eso me dijo Seth. No ha salido de fase para nada.

Me imaginé a mi hijo de repente, enorme, y con su pelaje café... -como el que solía tener su
padre- Corriendo feliz y sonriente con su pelaje caliente. Fuerte y con ansias de comerse al
mundo.¡Rayos!

No sabía qué hacer, ni cómo reaccionar.

Me alejé de los brazos de mi esposo y lo dejé ahí afuera. Yo solo quería ir a ver a mi Sarabelle.

En cuanto entré al salón mi hija corrió a mis brazos.

-¿Lo hallaste? Jacob no nos quiso decir nada.- preguntó mi tía Rosalie.

No quise preocuparlos, así que decidí guardarme las condiciones del asunto.

-Sí. Está jugando en La Push.

Tía Rose se acercó a mí con ojos entrecerrados. Me conocía demasiado bien como para saber que le estaba ocultando algo. Eso y el hecho de que Jacob llegara y no les hubiera dicho nada.

-Renesmee, si hay algo que quieras contarme... a solas.- musitó volteando a ver al tío Emmett.

Él se limitó a sonreír y a levantar las manos.

-Hagan de cuenta que yo no estoy aquí.- musitó sonriendo.

Le devolví la sonrisa y regresé la vista a mi tía.

-Nada, tía. Todo está bien... - por el momento.

-¿Estás segura?- preguntó mi tía con el ceño fruncido.

-Segura.

-Bueno... entonces, nos retiramos. Creo que tienes que hablar con el perro.- musitó tía Rose señalando con la vista a mi esposo que estaba parado a un lado de la puerta.

Me mordí los labios y me aguanté las ganas de rogarle por qué no se fuera. No sabía cómo
enfrentar a Jacob. No sabía ni qué rayos decirle, así que solo asentí y apreté más fuerte a
Sarabelle a mi pecho.

-Que graciosa Roxigenada. Mejor vete antes de que te caiga la noche y no puedas admirar
más tú brillantina en el cuerpo.

-Ja-já. No sabes cómo me matas de risa.

-Ya sabes... las rubias y yo siempre nos llevamos así. Me encanta matarlas...

Rosalie bufó y levantó su barbilla haciéndose la indignada. La verdad es que ella y Jacob
tenían un amor apache, se querían pero jamás lo reconocerían. Me dio un poco de risa, pero la alegría no me llegó al alma... estaba realmente confundida al pensar en un nuevo licántropo en la familia.

Mis tíos se fueron dejándonos a solas y dejé a Sarabelle en su recamara para que jugara un rato con sus juguetes.

Cuando regresé a la sala, Jacob estaba de espaldas viendo hacia la ventana.

Estaba impresionante. Su ancha espalda se veía tensa y sus poderosas piernas estaban
abiertas, como dispuesto a entra en combate. No necesitaba ver su rostro como para
imaginármelo con sus pómulos levemente levantados y su ceño fruncido.

Traté de controlar a mi loco corazón y carraspeé llamando su atención.

Volteó a verme y se sentó en el sillón, como esperando a que dijera algo. Pero... no tenía nada que decirle.

Después de lo que me parecieron siglos, abrí los labios, pero volví a cerrarlos.

-¿Me vas a decir algo más? -preguntó él por fin.

-Quisiera decirte muchas cosas... pero realmente no sé qué decir...

-¿Qué tal un... ven aquí y dame un beso?

Por un momento pensé que me estaba bromeando, pero volteé a ver sus ojos y vi sinceridad en ellos. De verdad esperaba que me contentara de esa forma.

-Te lo daría... si me hubieras avisado que mi hijo se estaba transformando en licántropo.

-No fue por mí. Eso fue cosa de Tay.

-Me rehusó a creer que mi hijo no quisiera que estuviera con él.

-Solo está confundido. Por cierto, déjame te aviso que lo más probable es que se la pase con los chicos de La Push. Sam está realmente impresionado con su transformación. 

¡Tiene tantas aptitudes que...

-¿Aptitudes? -interrumpí.

-Sí. Nadie escucha sus pensamientos y es tan veloz y su apariencia es... ¡WOW!

Miré sus ojos y parecían brillar con cierto... orgullo.

-Lamento interrumpir tu emoción, pero mi hijo de casi dos años está afuera confundido y sin
desayunar.

-¿Tu hijo se convirtió en un lobo y tú te preocupas más por su desayuno?

-Soy madre... que quieres que haga.

Jacob se carcajeó y sentí su risa como un bálsamo para el alma.

-Muy propio de ti. Por eso te amo.

Mordí mis labios y no pude evitar abochornarme. Adoraba a ese hombre y no podía estar
mucho tiempo enojada con él.

-Lo sé...

Caminé hacia él y me senté en sus piernas. Enredé mis manos en su pelo y me recargué
contra su frente.

-Perdón por mi berrinche... solo estaba preocupada por mi hijo. Tenía horas buscándolo...
Ahora comprendo porque no rastreaba su aroma, debe de haber cambiado su esencia.

Vi a Jacob fruncir el ceño y suspirar con resignación.

-Hay sí que ni idea. Mi olfato es el de un humano... común y corriente.

-Más corriente que común.- bromeé al notar su cambió de humor. El tema de siempre... el
humano de la familia.

-¿Así que soy un corriente?

Lo había logrado, por lo menos Jacob estaba sonriendo.

-Un poco.- musité a escasos centímetros de sus labios. Sentí su aliento en mi cara y corté la distancia que nos impedía completar ese beso que tanto ansiábamos.

****************************************

Habia pasado una semana desde la transformación de Tay. Solo había ido a dormir y se iba a toda prisa a buscar a los chicos de la manada. Yo estaba que me llevaba la fregada. 

Sarabelle hacia pucheros porque quería estar a su lado... y no era la única, yo también lo quería. Pero si corría como vampiresa para tratar de alcanzarlo, me cansaba a horrores y la sed me atacaba fiera y latente, así que me resignaba a verlo irse.

Su transformación era sorprenderse. Era un lobo fuera de serie. Su pelaje café, no era tan
abundante y parecía ser más flacucho, pero eso le daba mucha más velocidad y más agilidad.

No era parte de alguna manada ya que no parecía encajar en ninguna, aunque lo curioso era que él escuchaba el inconsciente colectivo de los demás lupinos, pero ellos no podían
escucharlo a él. Una ventaja más para mi primogénito. Sarabelle se habia quejado diciendo que ella también quería convertirse en un lindo perrito. Yo solo le decía que ya llegaría su momento... aunque ni estaba segura de ello.

No pude evitar revalorar la situación. ¿De verdad era correcto ser humana cuando mis hijos
estaban hasta el cuello de situaciones míticas y fuera de lo normal?

No. Tenía que ser humana. Tenía que hacerlo por Jacob.

Yo había luchado por mi condición de humana, para estar con él. Todo lo que habia hecho lo había hecho por mi esposo. No podía vivir sin él.

Volteé a ver a Sarabelle mientras se montaba sobre un ciervo y le torcía el cuello. No le
gustaba que los animales sufrieran así que los mataba rápidamente antes de que se
alimentara.

Olí la sangre y me relamí los labios. La sed era muy frustrante. Traté de controlar la respiración lo más que podía. Pero verla ahí, a mi pequeña, saboreándose el líquido caliente que derrochaba el animal... sentí unas ganas de aventar a mi hija y robarme lo poco o lo mucho que pudiese ofrecerme el ciervo.

¿Qué me pasaba?

Me consideraba una chica fuerte... pero sentía que eso me estaba sobrepasando. Me alejé un poco, claro que sin dejar fuera de mí vista a pequeño demonio angelical. Las cosas se me estaban saliendo de las manos... lo de Tay, Jacob y su problema de su humanidad, Sarabelle y su hiperactividad y para acabarla de fregar... yo y la maldita sed. Empecé a respirar por la boca, para hacérmela más fácil.

-Mami, ya estoy lista.

-Bien, vayámonos.

Caminamos hasta la carretera, en donde había dejado el mustang. Subí al auto y Sarabelle se quedó a un lado de la calle. Arranqué el coche y mi hija empezó a correr siguiendo el automóvil por el bosque, cerca del camino. Sabía que si la perdía de vista... le iría muy mal. Mi hija lo comprendía.

Una vez en casa fruncí el ceño al distinguir tres figuras en la puerta de la casa. Apagué el auto y escuché a mi hija gritar con euforismo:

-¡Tay!

Sonreí y bajé del auto, pero me quede de a seis cuando vi a los visitantes que acompañaban a mi hijo.

-Mamá ¿a que no esperabas esta sorpresa?-No, de hecho no.- le contesté a mi hijo que vestía un trozo de pantalón rasgado y una sonrisa resplandeciente. Me recordó tanto a mi mejor amigo de infancia... a mi esposo.

-¿Cómo has estado... Ren?

-Nada mal, Nahuel... nada mal.
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Millones de besos... ¿Aullidos para esta lobita Alpha?
Kokoro.-

1 comentario:

Bell.mary dijo...

Hola kokorro gracias por un capítulo más, esta historia cada día mas interesante.

Tay convertido en licántropo un problema mas para Renesme y Jacob, ahora tendrán que tratar con los cambios que experimentara Tay, y Sarabelle inquieta como siempre, una familia muy especial.

Y Jacob que no deja de sentirse frustrado por haber abandonado su espíritu lobo.... ahora con la visita de Nahuel ojala y no traiga mas problemas entre ellos.
Gracias por compartir esta interesante historia.
Besos