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martes, 1 de marzo de 2016

Dulce Rendición: Capitulo 10


Un Asesinato sin resolver y muchas intrigas.
Bajo el engañosamente suave exterior, Bella Swan es una mujer que sabe exactamente lo que quiere. Un hombre fuerte que la tome sin preguntar, porque está dispuesta a darlo todo...

El policía de Dallas Edward Masen, está en una misión secreta: encontrar el hombre que mató a su compañero y llevarlo ante la justicia. Hasta ahora, ha encontrado un vínculo entre el asesino y Bella, y si Edward ha de acercarse a ella para atrapar al asesino, que así sea.


 Adaptación krizia

Capítulo Diez

Bella pasó por Cattleman’s después del trabajo, para ver si Jasper y Edward estaban allí. Sabía que Emmett y Jacob estarían aun en sus trabajos, por lo que no estarían ahí. 

Habló con Jasper temprano, y lo hizo sonar como que tenía una cita después del trabajo. Lo que significaba que Edward podría estar aquí solo. O podría haber ido sólo a su apartamento. 

Aun así, aparcó en el estacionamiento y buscó en el área para ver si estaba el plateado Volvo de Edward. 

Cuando lo vio, se le revolvió el estómago, y aparcó en un estacionamiento vacío. 

Salió, pasó una mano por su pelo largo, metiendo unos mechones detrás de las orejas mientras se dirigía a la entrada. Un nervioso escalofrió le hizo cosquillas en la nuca cuando vio sentado a Edward en el bar, de espaldas a ella. Por un momento, simplemente se quedó mirándolo, tratando de tener el coraje de caminar a su encuentro y pretender que era otro encuentro casual. 

Pero entonces, ¿por qué debería fingir? Directa. Se suponía que tenía un pacto consigo misma para ser más directa. Eso no quiere decir jugar juegos estúpidos que le recordaban a tácticas de la secundaria femenina. 

Finalmente empezó a avanzar, y cuando llegó a la barra, se deslizó en el taburete junto a Edward y sonrió cuando la miró. 

—Hey—dijo con una sonrisa genuina que iluminó su cara. —Qué bueno verte aquí de nuevo.

Tenía más práctica tratando de controlar su loco rubor desde que lo conoció como nunca antes.

—Quería verte—dijo simplemente, aplaudiéndose mentalmente de cómo había sonado fría y casual. Y directa. Sin irse por las ramas.

Una de sus cejas se levantó, y ladeó la cabeza hacia un lado.

— ¿A sí?—dijo en voz baja.

Escondió sus manos en su regazo para controlar el temblor de sus dedos. Cuando el camarero se detuvo frente a ella, ordenó una Coca—Cola.

—Entonces, ¿cómo fue tu día hoy?—preguntó y se volvió una vez más para enfrentarlo.

—Se acaba de poner mucho mejor.

Esta vez, si se sonrojó y él sonrió. Estiró sus dedos y tocó su mejilla.

—Me encanta que te sonrojes tan fácilmente. Es muy femenino.

Su dedo recorrió hasta la esquina de su boca y sus labios se separaron apenas unos centímetros en respuesta. Frotó el dedo índice sobre su labio inferior antes que poco a poco lo alejara.

—Me he estado preguntando todo el día a como sabes—murmuró.

Ella tragó luego se lamió los labios. ¿Qué decir a eso? ¿Lo invito a que lo sepa? Maldición, pero ¿por qué tenían que estar en un lugar público?, y doble maldición, ¿por qué tenía que tener una cita en la peluquería en una hora?

—Tal vez podría organizar darte una muestra algún día—dijo a la ligera.

—Me gustaría eso. Me gustaría mucho.

El camarero deslizó la Coca—Cola a lo largo de la barra del bar para ella, y lo tomó agradecida de tener algo para enfriar la temperatura.

—Entonces, ¿cuál es el trato con Jasper y la hija del gobernador?—preguntó Edward en un rápido cambio de tema.

Bella sonrió y rió entre dientes ligeramente.

— ¿Emmett no vino aquí a decírtelo?

—No, todavía no.

Ella sacudió la cabeza.

—Esos dos, lo juro. Desde que Jasper llegó a trabajar con nosotros, él y Emmett han estado haciendo broma tras broma el uno del otro. Jasper se mudó aquí desde fuera del estado, por lo que no tenía idea de quién era la hija del gobernador. Charlie tenía la misión de proporcionar seguridad a todo el entorno del gobernador que tenía aquí en Houston. Sólo su hija necesitaba un encuentro cuando llegara aquí. Le pidió a Jacob, Jasper o Emmett. Jacob, por supuesto, no podía porque estaba a cargo de toda la seguridad, no es que hubiese querido de todos modos. Emmett inmediatamente se prendó de cómo era la hermosa hija del gobernador y cómo la cosa más justa para ellos era que lanzaran una moneda al aire, pero estuvo seguro que iba a ganar, porque había oído que además de ser guapísima, también era una completa ninfómana. Ahora sabiendo lo que conoces acerca de Jasper, te puedes imaginar que quería su oportunidad. Aduló y engatusó a Emmett hasta que finalmente se rindió con gracia y permitió que Jasper tuviera el honor de escoltar a la hija por la noche.

—Ah, mierda—dijo Edward cuando estallaba en una carcajada. —Me hubiera gustado haber sido una mosca en la pared.

—Fue muy divertido—admitió Bella. —Ella se le pegó a Jasper toda la noche. Pasaron la mayor parte en la pista de baile con las manos de ella pegadas en su culo y su boca donde quiera que pudo plantarla. Pensé que Jasper iba a matar a Emmett a la mañana siguiente.

Edward se echó a reír y sacudió la cabeza.

—Esos dos son muy divertidos.

—Sí, son geniales.

—Así que crees que los calvos son sexy, eh.

Ella levantó la cabeza sorprendida.

—Ah, bueno, se ve bien.

Sus ojos brillaron.

— ¿Tengo que afeitarme la cabeza para que se te caiga la baba por mí de esa manera?
Para su interminable irritación, se ruborizó de nuevo.

—Entonces, eh... —Ella se apresuró a dirigir el enfoque de su desconcierto. —Hemos hablado bastante de mí. ¿Y tú?

— ¿Y yo qué?—preguntó.

— ¿Tienes novia? ¿Alguien en Dallas que ves?

Él negó con la cabeza.

—No.

Ella frunció el ceño.

—Me parece difícil de creer.

— ¿Ah, sí? ¿Por qué?

—Eres demasiado malditamente apuesto para no tener al menos una mujer de las alas—murmuró.

Él sonrió.

—Bueno, me alegro de que creas eso, pero no hay ninguna mujer. Palabra de scout. La verdad es que no he tenido tiempo de buscar a una mujer todavía.

— ¿Y qué vas a estar buscando cuando lo hagas?—Bella le preguntó en voz baja.

Parecía sorprendido por su aproximación. Se desplazó hacia adelante en su silla y apoyó el codo en la barra. Luego se volvió para mirarla, su expresión era pensativa, como si estuviera decidiendo si quería decírselo o no.

—Suave y femenina. No muy suave, pero no ruda. —Frunció los labios hacia arriba en una sonrisa triste. —Alguien que no sienta su feminidad es un ataque contra ella.

Ella ahuecó su mejilla en la palma de su mano y apoyó el codo en la barra mientras lo miraba.

—Teniendo en cuenta esto son muchos pensamientos, ¿no?

Se encogió de hombros.

—En realidad no. Sólo sé lo que quiero.

Ya somos dos. Quería a alguien fuerte, inflexible, alguien que pudiera cuidarla, alguien que no tuviera miedo de tomar decisiones. ¿Podría ser él esa persona?

Se miró la servilleta debajo de su copa y jugó con los extremos. El poder natural irradiaba de Edward. Como una segunda piel en la que se sentía cómodo usando.

— ¿Quieres oír otro de mis profundos secretos oscuros?—se preguntó.

Ella sonrió.

—Por supuesto

—Yo quiero una mujer dispuesta a dejarme la última palabra.

Ella lo miró en estado de shock, incapaz de formular una respuesta. Los segundos pasaron en un silencio establecido entre ellos.

Edward se aclaró la garganta.

—Te he sorprendido. Es difícil hacer una afirmación como esa, y no quedar como un Neanderthal que te quiere arrastrar por el suelo. —Se encogió de hombros de nuevo. —No veo un montón de mujeres haciendo cola por un tipo como yo.

—Eso depende. —Sus dedos se apoderaron de su bebida, presionando el vaso húmedo hasta que sus dedos quedaron blancos.

— ¿De qué?

—De lo qué estás dispuesto a dar a una mujer a cambio.

Sus miradas se encontraron. Ella pudo ver los destellos de interés en sus ojos. Si le daba algún tipo de estímulo, no había duda de que volverían a su apartamento y tendrían sexo. Se lamió los labios.

— ¿Y qué crees que una mujer quisiera a cambio?—preguntó con voz sedosa.

—A muchas mujeres no les importaría que un hombre fuese el hombre proverbial de la casa si no abdica de su responsabilidad. Si él toma esa responsabilidad seriamente—dijo, e inmediatamente se encogió ante la forma de sermón de como sonó.

Él asintió.

—Eso tiene sentido.

Incapaz de contenerse, ella siguió adelante.

—Cuando un hombre no está dispuesto a aceptar la responsabilidad, una mujer no tiene más remedio que dar un paso fuera del escenario. Muchas veces tiene que pensar en los niños. Ella misma. Su familia. Como resultado, las mujeres piensan que no solamente son capaces, sino que son mucho más expertas en el manejo del hogar que un hombre.

—Lo haces sonar como que los hombres son una especie que ha soltado el balón por completo—dijo Edward con sequedad.

—Las mujeres han hecho su parte justa jodiéndola—murmuró Bella.

Dios, tenía que callarse antes que Edward se escondiera y corriera tan rápido y tan lejos como pudiera. Sonaba como una enemiga que odiaba a los hombres. Nada podría estar más lejos de la verdad. Pero sólo estaba ahora ordenando sus sentimientos cuando se trata de relaciones. Ella estaba en la cúspide de un mundo nuevo y extraño donde estaba tratando de alcanzar y agarrar lo que quería. Se sentía nerviosa e impaciente, y peor aún, se sentía condenada al fracaso.

—Yo estoy haciendo un lío de esto—murmuró. —Debería sólo mantener mi boca cerrada. Sueno como un sermón, como una piraña que odia a los hombres, cuando en realidad lo que realmente quiero…—se interrumpió, mortificada, que casi espetó exactamente lo que quería.

Él le dirigió una mirada de sondeo.

— ¿Qué quieres, Bella?

— ¡Hey, los dos!

Tanto Bella como Edward se dieron vuelta para ver a Jasper dirigiéndose a la barra hacia ellos. No podía estar segura, pero le pareció oír a Edward pronunciar una maldición en voz baja.

Jasper le dio un beso en la mejilla a Bella, entonces se interpuso entre ella y Edward mientras le hacía una seña al camarero para tomar una copa.

— ¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó Bella. —Pensé que tenías una cita que no podías perder.

Jasper sonrió.

—Si la tengo. Más tarde, creo. Nos encontraremos en algún lugar.

—Suena positivamente misterioso—dijo Bella.

Edward se aclaró la garganta.

—Yo estaba a punto de preguntarle a Bella si quería algo para comer. ¿Quieres acompañarnos, o vas a comer más tarde?

Bella miró su reloj e hizo una mueca.

—Lo siento, pero tengo una cita en la peluquería a la que tengo que ir. —Dejó fuera el hecho de que se iba a arreglar y mimar por su cita del viernes. —Debería irme si quiero llegar a tiempo.

Bella le cogió la mano mientras ella se ponía de pie. Lo miró y se sorprendió al ver algo que parecía lamentar a fuego lento en sus ojos.

—Me gustaría continuar esta conversación—dijo.

Ella se sonrojó y captó la mirada curiosa de Jasper por el rabillo del ojo.

—Por supuesto. En otro momento tal vez.

A regañadientes sacó su mano de él entonces dio una sonrisa rápida en dirección a Jasper antes de salir del bar.

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No se ustedes pero yo me estoy quemando, uf, uf, uf
Gracias otra vez por la adaptación Krizia....

1 comentario:

Bell.mary dijo...

Esto se pone muy interesante lo malo es que nos deja con ganas de mas de ver que sucede, porque estos dos ya están mas que listos para el siguiente nivel solo hay que ver que cuando están juntos cadí puedes ver las chispas saltar.

Gracias Krizia por el capitulo y gracias Coka por publicarlo .... besos nenas